“Para conseguir esta fe, Dios ha instituido el oficio de la predicación, es decir, ha dado el evanglio y los sacramentos. Por medio de éstos, como por instrumentos, él otorga el Espíritu Santo, quien obra la fe, donde y cuando le place, en quienes oyen el evanglio. Éste enseña que tenemos un Dios lleno de gracia por el mérito de Cristo, y no por el nuestro, si así lo creemos.”

Confesión de Augsburgo V